Como reconocerla
Es planta arbustiva perenne, dioica (existen plantas femeinas y plantas masculinas), de aspecto tosco y que puede alcanzar hasta 1,5 m de altura. Todos habremos experimentados en alguna ocasión habernos rozado con sus hojas, que normalmente nos habrán producido un escozor característico; esto se debe a que las hojas poseen unos pelos urticantes (cristales de sílice) con un pequeño depósito de líquido irritante que al contacto con la piel nos inyectarán su contenido (ácido fórmico, resina, histamina y una sustancia proteínica desconocida) sobre ella, provocando así ronchas, escozor y prurito.
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Las flores son menudísimas y están como aglomeradas en racimitos colgantes y ramificados, que nacen de cuatro en cuatro en los encuentros de cada par de hojas.
Sus tallos puede tener tonos rojizos o amarillentos, son erguidos, y caracterísiticamente cuadrangulares, ramificados y ahuecados en los entrenudos. Está dotado en todos los nudos de parejas de hojas, y en los nudos del tallo dispone los mismos pelos urticantes que las hojas. con cuatro surcos a lo largo y otros tantos filetes en resalto, a modo de mediacañas, hueco en su entraña, de manera que una fístula lo recorre de cabo a rabo, salvo en los nudos, que son macizos.
Es planta duradera, que se renueva todos los años de su cepa. De su tallo arrancan latiguillos que se extienden a ras del suelo, los cuales suelen tomar color rojizo y les salen raicitas en los primeros nudos. En el remate de estos latiguillos nacen ya hojas mayores, similares a las del tallo.
Se cría en suelos con materia orgánica, como en los alrededores de corrales, y como dice Pio Font Quer "dondequiera que, en el campo, moran el hombre o los ganados" porque la ortiga parece seguir allí donde el hombre y su ganado va.
Historia
Pio Font Quer [1] recoje el siguiente texto de Dioscórides hablando justamente de las ortigas en el capítulo 95 del Libro IV: "Hállanse dos especies de ortiga, la una de las cuales es mas agreste, más áspera, de más anchas y de más negras hojas, y produce una simiente como aquella del lino, aunque algo menor. La otra no tiene tanta aspereza y hace la simiente menuda.
Las hojas de entrambas aplicadas con sal en forma de emplastro sanan las mordeduras de perros, las llagas sucias, las llenas de corrupción, las malignas y encanceradas, las desencasaduras de miembros, los tolondrones, las sequillas, que se hacen tras los oídos, los diviesos y cualquier otro apostema.
Aplícanse con cera contra las opilaciones del bazo. Majadas y metidas con su zumo dentro de las narices, rastañan la sangre que sale dellas. Encorporadas con mirra y puestas dentro de la natura provocan el menstruo. Hacen tornar a su lugar la madre salida fuera las frescas, solamente en tocarla. Su simiente, bebida con vino paso estimula a lujuria y desopila la madre. Tomada con miel, en forma de lamedor, sirve a los que no pueden resollar sino estando enhiestos y es útil al dolor de costado y a la inflamáción de pulmón. De más de esto hace arrancar los humores del pecho y mézclase con las medicinas que corrompen la carne. Las hojas, cocidas con caracoles, molifican el vientre, provocan la orina y resuelven ventosidades. Cociéndose con ptisana, arrancan los humores del pecho. Bebidas con un poco de mirra, provocan el menstruo. Su zumo, administrado en forma de gargarismo, reprime la inflamación de la campanilla."
Cnidao, en griego, significa lo mismo que "rascar", por lo que justamente, los griegos llamaron a las ortigas cnidas.
Cuando recogerse, donde y como
Para ser comida debe procurarse ser recogida antes de la floración, pues su sabor y composición parece que varían ligeramente. Yo la he visto florecida en Canarias en Noviembre, así que conviene estar atento a la localización de las plantas para recogerlas en su momento óptimo.
Como decía en la descripción de la planta, es planta que está asociada a suelos con materia orgánica (nitrogenados), como los alrededores de corrales o establos, y como dice Pio Font Quer [1]"dondequiera que, en el campo, moran el hombre o los ganados" porque la ortiga parece seguir allí donde el hombre y su ganado va.
En Canarias las he encontrado muy frecuentemente bajo las higueras, aprovechando la materia en descomposición que allí debajo existe por la gran cantidad de higos y hojas que suelta al finalizar el verano, y pudiendo arrasar las pantorrillas de los que intentamos adentrarnos en el interior de las higueras en búsqueda de la fruta mas valiosa :-) Es planta que no tolera bien el sol, y por este motivo se la suele encontrar bajo algunos árboles.
Hay que ponerse unos guantes para la recolección. Hay gente que asegura tener un método para no pincharse. Mi abuelo, por ejemplo, decía que "aguantando la respiración y cogiéndolas de abajo a arriba no picaban" ... acto seguido hacía la demostración. Yo siempre pensé que tenía truco: con sus manos de agricultor era como tener unas manoplas puestas. :-) Procurad recoger las hojas mas recientes, desde su extremo superior hasta el tercer nivel de ramas más o menos, para asegurar las mas jóvenes y tiernas.
Preparación
Yo suelo retirar los tallos más gordos. Se lavan con agua fría y abundante bajo el grifo.
Existen dos métodos básicos de preparación: uno consiste en herbir las ortigas durante 10 minutillos, para después colarlo y utilizar la ortigas como cualquier otra verdura. Muchas veces las hojas herbidas se pasan por la batidora para formar una pasta verde que se agrega allí donde quieras (bechamel, salsa para pasta, tortilla, souflé).
El segundo método, es rehogarlas con poco aceite y tapadas para que se hagan en su propio jugo. Los defensores de este segundo método dicen que de esta manera se aprovecha mejor su sabor.
Os recomiendo el primer método para los no-iniciados, y el segundo para cuando hayáis perdido el miedo a esto de comer ortigas y queráis un sabor más pronunciado.
La flor del calabacin [2] hizo un souflé de ortiga que quedó buenísimo (tuve el gusto de comerme uno de ellos).
Fergus Drennan en Wild Man Wild Food, publicó un pdf con varias recetas de ortigas (en inglés)
Referencias
[1] Plantas Medicinales. El Dioscórides renovado. Pío Font Quer. Ed. Península
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